Si en verdad ya estamos en el periodo de una Navidad, que parece carecer del espíritu de una Natividad.Muñecos adornan tiendas y casas con luces y otros adornos . Todo ello que suspiran hacia lo falso de una vida actual.
Lo superficial de la apariencia pues no da esa transformación ( ni impresión) de un nuevo hombre , de un nuevo mundo. Solo la repitición de lo mismo una y otra vez. La Natividad debe prepararnos para una vida de empeño y lucha con la finalidad de crear y construir un mundo mejor. Pero las alegres luces que adornan las casas deben conllevar alegres corazones también. Nuevas promesas de dejar lo inexistente y crear lo que existirá para una eternidad como Milieu y heredad humana.No es en las tiendas de los Malls adornados con mentiras que hemos de encontrar lo verdadero de nosotros.
La Navidad sin la Natividad es un retorno a una especie de paganismo modernizado. Nuevo pero vacío y que adora becerros de oro en vez de un Dios que promete el renacer humano y su transformación paralela.
Duele el ver como los clientes van a los Malls y evitan los templos , las Iglesias de Dios en el mundo. Lo comunitario caminado adonde mejor lo pueden engañar con promesas incumplidas.
Abandonando la sabiduría del corazón que llora por soluciones más profundas y mas genuinas. De lacrimae rerum.
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