domingo, 3 de julio de 2011

Como consecuencia de la ausencia de una relevancia adecuada, en un mundo de señalamientos basados en la compra y venta de una realidad reificada, encontramos seres parcializados y no hombres totales.La incapacidad de establecer una conversación con una serie de señalamientos irrelevantes al destino espiritual, conlleva una terrible soledad. Encontramos que se intenta conversar con una nada que no logra decirnos cosa alguna. A consecuencia ,la simbología de la evolución y una espiritualidad de transformación, se encuentran en gran parte en busca de un sendero y un camino en que puedan dar fruto.La existencdia del otro como parte activa de un dialogo viviente no logra sino aparecer como fatuo y superficial, además de tomar la forma de un chunche que hemos de usar. La invasión de los chunches es parte de una modernidad que además de cambiente y líquida es también la consecuencia del hombre definido dentro de un marco empresarial y no espiritual o psicológico o antropológico o sociológico.El terrible banquete es que falta la comida para una vida adecuada y sobra la comida chatarra para seguir rodando dento de un círculo de inexistencia y sufrimiento disfrazado de jolgorio
Lo moderno se ha vuelto moda en vez de una expresión de pueblos y gentes planetarios.
A consecuencia permanecemos parcialmente mudos y ciegos ante las realidades que nos abruman y nos aterran.La cultura de la incertidumbre de que habla Bauman, así como los horarios de estimulación nocivos e impredecibles tienen algo en común, pues ambos llenan de terror y de pánico al ser humano. Bauman analiza dicho fenómeno muy correctamente y Boff le ha hecho eco al indicar que las depresiones sufridas en gran cantidad en América Latina son consecuencia de dichos programas de impredictibilidad e incertidumbre en la vida del ciudadano.Enormes presiones de producción y bajos sueldos acompañan estas atrocidades.que más parecen enfermedades metabólicas adonde siempre está alto el colesterol o los triglicerios apesar de cualquier dieta..
La modernidad parece ofrecer a cada instante un Mundo Feliz, adonde el hombre se ahoga en lujurias y gulas o avaricias tremendas pero produce además la miseria en los demás.
En consecuencia tenemos un índice de desilgualdad en las Naciones Tercer mundistas a comparación de las llamadas Primer Mundistas.. La brecha científica y tecnológica resulta tremendamente difícil de superar en la actualidad. Mucho más que hace veinte o treinta años.Estamos llegando a considerar la existencia del fondo del barril de la miseria y el miserable en América Latina. Antes se decía que no existían. Todos los programas económicos se han estrellado contra esas franjas de miseria.Es necesario preguntarse si las campanas no doblan ya por el Tercer Mundo.

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